Autogestión emocional
- Ps. Silvia Filippi
- 15 feb 2016
- 4 Min. de lectura

Si pudiera definir cuĆ”l es la clave de los procesos psicoterapĆ©uticos exitosos, me atreverĆa a decir que estĆ” en el aprendizaje de la propia gestión de las emociones. QuizĆ”s por ello, las emociones son el hilo conductor de mis posts, ya que con el paso de los aƱos he descubierto, tanto a nivel personal como profesional, que no sólo es por donde suelen aparecer las principales seƱales de que algo no anda bien en nuestra vida (al desarrollar sĆntomas emocionales), sino que tambiĆ©n son la mejor herramienta para conocernos a nosotros mismos y poder tomar decisiones pensadas en nuestra felicidad y bienestar.
En otras palabras, la gestión emocional es la capacidad de poder experimentar nuestras emociones de manera asertiva y utilizarlas en pos de nuestras metas u objetivos.
Para ello, es necesario, no sólo poder identificar nuestras emociones sino también expresarlas adecuadamente, lo que se traduce en intercambios comunicativos mÔs claros y honestos, y por ende, en una mejor interacción con quienes nos rodean, al poder también leer y comprender mejor las respuestas emocionales que tienen ante mis conductas.
Concretamente, la autogestión emocional refiere a: la capacidad de identificar mis propios estados emocionales, la habilidad de modular/regular mis emociones y, finalmente, la capacidad de expresar mi mundo emocional:
1.- Ser capaz de identificar mis propios estados emocionales:
Con ello me refiero a la capacidad de reconocer que estoy experimentando una emoción y poder nombrarla adecuadamente, discriminÔndola del abanico de posibles emociones o sentimientos que a veces difieren sólo en pequeñas sutilezas.
Para ello, es necesario cruzar la información cognitiva que tenemos acerca de lo que nos sucede con el reconocimiento fundamental de las seƱales corporales que mi cuerpo me envĆa acerca de lo que en mi estĆ” sucediendo a nivel subjetivo.
Por ejemplo, no basta con pensar āestoy llorando asĆ que tengo penaā, ya que llorar es sólo una seƱal de la pena (pero no la Ćŗnica), asĆ como tambiĆ©n es una seƱal corporal de otras emociones o mixturas emocionales, tales como la angustia o el pĆ”nico, que desencadenarĆ”n respuestas muy diferentes tanto en mis pensamientos y acciones sucesivas como en las de a quienes comunico mi estado emocional. Concretamente, me comportarĆ© distinto y esperarĆ© respuestas distintas del otro si creo estar sintiendo tristeza o pĆ”nico.
2.-Ser capaz de modular/regular mis emociones:
Ante los estados emocionales que experimentamos, nuestra mente y nuestra capacidad corporal nos llevan a vivir distintos niveles de intensidad. Esto, ya que los estĆmulos estĆ”n cargados no sólo de nuestras atribuciones actuales sino tambiĆ©n de nuestros aprendizajes previos, que los llenan de significados que atribuimos en cosa de segundos y, la mayorĆa de las veces, de manera inconsciente, pero tambiĆ©n porque nuestro cuerpo va adoptando patrones fisiológicos y corporales que limitan nuestras respuestas.
Es por ello. que se vuelve fundamental el ser capaz de utilizar nuestros recursos cognitivos y corporales para ayudar a nuestro cuerpo y nuestra mente a vivir una determinada emoción sin que ésta nos inunde (porque le es muy familiar a nuestro organismo o le es mÔs fÔcil de manejar) o la desconozca (debido a que no estÔ habituado a ella o no sabe cómo manejarla).
Para esto, es fundamental conocer quĆ© emociones me son mĆ”s familiares o usuales y cuĆ”les, por el contrario, no suelo experimentar con facilidad. De este modo, si sĆ© que suelo sentir rabia con facilidad, ante una situación que me haga enojar, necesito recurrir a mi respiración, postura corporal y expresión facial para ayudarme a controlar esta emoción de modo de regularla, para poder expresarla de manera adecuada. AsĆ mismo, necesito recurrir a este conocimiento de mi tendencia a enojar y de por quĆ© me suelo enojar tanto para comprender mĆ sobrerreacción y facilitar pensamientos que me permitan ajustar mi respuesta emocional al estĆmulo real.
De igual forma, si tengo dificultad para sentir la pena, puedo ayudarme de mi postura, expresión y respiración para permitirme sentir esta emoción, dando un espacio a mis pensamientos acerca de ese estĆmulo o situación que la originó.
3.- Ser capaz de expresar mis emociones:
Esto quiere decir permitirnos sentir lo que sentimos y comunicarlo a quienes nos rodean. Sin embargo, este experimentar la emoción implica los pasos anteriores, es decir poder identificar y regular mi emoción de modo de poder expresarla de la forma correcta, en el momento y lugar que corresponde y a quienes corresponda.
Para esto, es necesario poder pensar lo que siento y actuar en consecuencia a ello, aun cuando a veces no sea necesario conversar acerca de la emoción con otros, sino mĆ”s bien darse el espacio privado para poder acompaƱar las emociones que surgen, sin criticarlas o cuestionarlas. Sumado a ello, es necesario reconocer el correlato corporal coherente a cada emoción para asĆ acompaƱar su manifestación subjetiva con una expresión fĆsica y corporal adecuada.
Por ejemplo, ante la emoción de tristeza, podrĆa ser suficiente con permitirse un espacio de pena en soledad, donde acojamos en silencio y tranquilidad lo que origina nuestro dolor pudiendo, en caso de ser pertinente, desahogarnos con alguien o comunicar lo que nos sucede en un espacio que sea acogedor y contenedor.
Aunque el identificar, regular y expresar nuestras emociones suenan a pasos muy simples, el desafĆo de autogestionar nuestras emociones es inmenso y un aprendizaje continuo. Por ello, es que mĆ”s adelante les contarĆ© un poco mĆ”s acerca de la relevancia de cada uno de estos elementos y de cómo pueden ser trabajados con el sistema Alba Emoting.